lunes, 9 de febrero de 2009

¿A qué llamamos “actitud”?

Podríamos definirla como una energía generada en nuestra mente y que se proyecta al exterior determinando la posición que uno adopta frente a sí mismo, a los demás, en sus actividades, en sus proyectos o metas, en fin, frente a la vida misma. Es la forma de encarar los problemas y las circunstancias que se nos presentan; es la generadora del tipo de pensamientos y del resultado de nuestras acciones. Es cómo nos proyectamos al futuro y cómo encaramos nuestra actividad diaria. Es el reflejo de cómo nos sentimos con nosotros mismos y con lo que hacemos. Es la postura de cómo muestro mi cuerpo y todo mi ser de acuerdo a mis estados de ánimo. Por lo tanto, debemos aprender a disciplinar nuestra actitud pues va a ser crucial en la imagen que ofrezcamos de nosotros mismos y que las aptitudes se construyen sobre los cimientos de las actitudes.

La Actitud del Vendedor


Las personas, a través de su comportamiento, su educación, su actitud e, incluso, de su mirada, nos pueden transmitir una confianza, o no, esencial a la hora de inclinarnos por una oferta o por otra. No estamos ya en la época en que los productos eran escasos; ahora la oferta es amplia y variopinta, la diferencia ya estriba sólo en el precio, nos hemos vuelto más sutiles en las apreciaciones y somos exigentes hasta el punto de elegir a quién estamos dispuestos a depositarle nuestra confianza o entregarle nuestro dinero a cambio de un producto o servicio.